Como aprender de los fracasos

Entonces, hasta ahora tenemos, según el curso como van los posts, el objeto del deseo visualizado y trasladado hasta el corazón. Ha dejado la mente, está dentro nuestro, pero no ocupa nuestra cabeza. Quizás sería muy conveniente llamarlo deseo del corazón, y visitarlo de cuando en cuando, digamos cada fin de semana. Como dice un lector de este blog, la meditación ayuda por que desconecta la mente durante un tiempo. Podríamos hacer eso digamos cada fin de semana.

Pero luego es necesario agregar otro componente, igual de complejo: el agradecimiento. La gratitud es una fuerza grande, poderosa, que no requiere mayor demostración. Todos hemos visto como la gratitud, o el solo hecho de agradecer, suele predisponer de mejor modo a las personas con las cuales tratamos. Personas antipáticas o extremadamente cerradas, se rinden ante el agradecimiento. Es tal su fuerza, que la sustancia hará lo mismo con nosotros.

Depositar un manto de agradecimiento sobre el deseo que anida en nuestro corazón, hará que este se materialice más rápida y más exactamente. Se trata solamente de agradecer a quién tu quieras, el hecho de que te traerá lo que estás deseando, nada más. El agradecimiento es humildad, y la humildad es el reconocimiento de que hay una realidad, por fuera y por encima nuestro, que es más poderosa que cualquier cosa que podamos inventar, y que lo está inventando todo continuamente.

La gratitud por lo que vendrá, tampoco es algo fácil. Cuantas veces hemos pedido al cielo alguna cosa, se ha cumplido y nos hemos olvidado de agradecer. Estamos muy acostumbrados a pensar que, si logramos algo es nuestro producto, es gracias a nosotros, y si no logramos algo, es culpa de la mala suerte o de que alquien ha hecho algo en contra nuestro. En ambos casos, nunca agradecemos. Y deberiamos hacerlo…. en ambos casos!!!

Cuando algo nos sale bien, pensamos que fué nuestro mérito. Cuando algo no nos sale, generalmente lo atribuimos a la mala suerte, tampoco pensamos que fue nuestro error. Y eso siempre y cuando no tengamos a alguna otra persona a mano para echarle la culpa.

Para no dar más vueltas: cuando algo nos sale bien, SÍ es nuestro mérito, pero debemos agradecer a la sustancia que nos permitió hacerlo, que fue lo suficientemente plástica para permitir que nosotros la moldeáramos. Y permitirnos tener éxito.

Cuando algo nos sale mal, debemos examinar nuestra actuación, pero a detalle. Primero, ver si nos equivocamos en algo, y tratar de mejorarlo. Segundo, ver si realmente era algo que nosotros queríamos, o inconcientemente estábamos conspirando contra el objetivo. Muchas veces creemos que queremos algo por el entorno, por que debemos quererlo, pero en el fondo no lo deseamos y conspiramos contra él. Y tercero, ver si lo intentamos con la suficiente pasión, fuerza, propósito y gratitud como para que no fracasara.

Esta revisión de nuestros fracasos, seguramente va a ser mucho más útil que complacernos en los éxitos. Más sobre esto en breve.

Autor: Luis

Sufrimos hasta el momento en que nos damos cuenta de que sufrir no es necesario. Apasionado por Vivir Mejor.

4 opiniones en “Como aprender de los fracasos”

  1. Leí ya hace tiempo el libro de Wattles, me pareció el mejor en cuanto la energía y el dinero, es lo mas claro que he leído, pero Uds. lo explican aún mejor, muchas gracias , bendiciones a Uds. y a wattles, victoria.

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