Una historia sobre como eliminar el miedo

Dias pasados escribi un post sobre el miedo, y prometí otro sobre como quitarlo. Me demoré mas de la cuenta en escribir este, ya que el tema del miedo me parece central en la forma de vivir de nosotros los humanos. Debería encontrar un método infalible para escapar de él. Eso sería la mayor revolución desde que Wallace Wattles escribió su famoso libro The Science of Getting Rich.

No creo haberlo logrado, pero sí puedo compartir una serie de pensamientos al respecto y reflexiones como para progresar en la materia. Mucho he meditado sobre el asunto y sobre como debía ser dicho método. Aqui van mis ideas, por si a alguien le sirven.

Cuando era pequeño y vivía con mis padres, me costaba mucho conciliar el sueño por las noches. No se si era por que tenía mucha energía o por que, pero pasaba largo rato acostado sin poder dormirme. Tendría seis o siete años y vivíamos en una casa con solo dos cuartos, en uno mi madre y mi padre y en el otro yo, solo y sin poder dormirme.

Todos sabemos que de noche los sentidos se agudizan. Así, yo en mi vigilia, creía escuchar ruidos desde la cocina o desde el patio. Y siempre invariablemente pensaba que era un ladron que entraba a la casa. Nunca se me ocurría un gato o un pájaro, siempre era un ladrón. Entonces, desde mi cama llamaba a mi padre y le preguntaba si habia escuchado ese ruido. Y mi padre me gritaba desde su cama: «es un gato!» o  «es el viento!». Yo no creía su respuesta y seguía pensando que era un ladrón, rpigido de miedo en mi cama.

Esta historia se repetía noche tras noche. Yo muerto de miedo en mi cama pensando en un ladrón que pronto nos amenazaría con un revolver y mi padre buscando cada día una excusa distinta que pudiera ser convincente.

Hasta que un día, ya cansado de que se repitiera esta secuencia y de no poder dormir, ante mi pregunta mi padre se levantó de su cama, vino a mi cuarto y se sentó en mi cama con toda la paciencia y bondad de la que era capaz, y me dijo muy cariñosamente: «Crees que si fuera un ladrón lo escucharías hacer el más mínimo ruido?»

El argumento era tan simple y lógico que me dejó apabullado en un comienzo, para luego hacerme sentir tan tranquilo que nunca más volví a escuchar ruidos de noche a pesar de que me constara dormirme. El argumento de que si un ladrón es realmente un profesional y hace bien su trabajo, nadie se percataría hasta que no fuera demasiado tarde, me sonó tan racional y lógico que disipó todos mis miedos. Mi padre no decía que nunca fueran a entrar ladrones en mi casa, sino que yo no los escucharía hasta que los tuviera adelante. Para mi mente de seis años esto era lógica pura, brutal y sólida como una roca.

La moraleja es: como disipamos el miedo? con lógica pura, brutal y sólida como una roca. La realidad nos indica que lo único que nosotros creamos lo creamos con el pensamiento. Si luego lo volvemos objeto con nuestras manos es otra cosa, pero ya estaba creado. Es más, el pensamiento humano es la única cosa completamente original en el universo. Puedes imaginar un perro con dos colas o con cinco patas, o cosas que no existen. O formas que nadie creo nunca. O diseños que nunca se vieron.

Y la realidad nos indica que somos creadores cuando impregnamos el pensamiento en la sustancia amorfa. Si tenemos semejante poder de creación, no podemos tener miedo, dado que todo lo que querramos nos será dado. El poder de la creación ya ha quedado demostrado ampliamente en el libro de Wattles y en este blog, como cuando mencionamos el David de Michelangelo en otro post. Y ese poder de creación ejercitado en absoluta armonía con la naturaleza, con el todo, con dios, mediante la gratitud por las cosas que obtenemos y obtendremos, es el que nos vuelve únicos en el Universo.

La valentía de creer en Dios

Nada puede lograrse sin fe. Fe en la sustancia que todo lo impregna, y que vuelve realidad los pensamientos que se graban en ella. Fe en Dios, otra forma de denominar la sustancia, que es omnipresente, todo lo cubre, todo lo sabe y que, si oramos con verdadera fe y gratitud, hará realidad todo lo que deseamos o necesitamos. No veo muchas diferencias entre una y otra cosa, así como en un post anterior reflexionamos sobre el paralelismo entre orar, visionar y meditar.

Qué es la fé? Según la carta de Pablo a los Hebreos, la fe es la certeza de lo que se espera y la evidencia de lo que no se ve. O sea, la fe vendría a ser la convicción profunda que tiene un hombre de que el mecanismo por el cual ora, medita, visiona o practica cualquier disciplina, le dará los resultados esperados. Y al mismo tiempo, es la evidencia de que ese dios o esa sustancia existen en realidad.

Pero resulta que, si uno lo analiza fríamente, uno debe ser muy valiente para creer. Al contrario de lo que podría suponerse, se requiere mucho valor para aceptar la fe. Uno podría pensar que es al revés, y que tenemos fé porque somos cobardes para bastarnos por nosotros mismos. Por qué valentía? Porque la fe en un poder más allá de nosotros mismos, si bien es algo cultural, implica que depositamos nuestra suerte futura en manos de otro, de alguien superior, cuyas formas no entendemos del todo, y nunca entenderemos.

La mente humana está preparada, desde la época de las cavernas, para pensar que uno solo, uno mismo, puede hacer todo lo que necesita para sobrevivir. Pero tener fe significa aceptar que somos apenas unos seres minúsculos y desvalidos sin la presencia del todopoderoso. Así tengamos fé en la sustancia que todo lo cubre, eso implica que, sin esa sustancia, no somos nada, no podemos hacer nada ni lograr ninguna de nuestras metas. Es por eso que para tener fe verdadera en algo superior, debemos dejar de lado en nuestra mente el sentimiento profundo de que todo lo podemos, y aceptar que somos nada más que unos pequeñísimos y debiluchos seres que nada podrán lograr nunca sin ayuda.

El proceso mental que lleva a esto es muy difícil. Y, según Wattles, debe ir acompañado del agradecimiento o gratitud, que no es otra cosa que reconocernos pequeños e impotentes. Es una especie de saneamiento de la mente, que se despoja de siglos de omnipotencia y se somete, mansamente, a la colaboración mutua, al trabajo conjunto, con un ser superior.

Pero lo debemos hacer con honestidad, para que sea profundo el cambio, y  con perseverancia para no volver a nuestra mente cavernícola que cree que está sola en el universo.  Sólo así podremos aceptar que la sustancia infinita venga a nuestra ayuda, materialice lo que necesitamos, ponga en acción a las fuerzas que nos darán nuestro futuro tal como lo imaginamos, con propósito y gratitud.

De regalos, compensaciones y dinero.

Mientras almorzábamos, volví a preguntar sobre eso de no preocuparse por el dinero. Le dije que me parecía una idea muy buena, y que quería saber más como ella enfocaba el asunto. Me lo dijo así: «Yo nunca pienso en el dinero, pienso en las oportunidades de trabajar y de hacer negocios, y se que el dinero vendrá.» Me sentí un poco decepcionado, por que eran casi las mismas palabras que me había dicho otras veces.

Quise indagar más, para saber algún detalle extra, y estúpidamente puse un ejemplo. Claro, le dije, yo por ejemplo lo hice el otro día. Unos amigos necesitaban que los ayudara con un negocio, ayuda por la cual yo podría haber cobrado muchos billetes. Pero no, lo hice gratis. Se que en algún momento seré recompensado.

Me miró con el ceño fruncido, con una expresión entre enojo y desolación profunda. «Gratis?. Y por qué gratis?.» Me sorprendió su reacción. No sabía que decir. «Yo nunca hago nada gratis. Quizás no lo cobre en dinero, pero lo cobro.» Yo seguí mudo, sin saber que hacer. «Puedes dar una limosna a un indigente. Puedes ayudar en la iglesia con dinero. Pero si regalas tu trabajo o tu prestigio a quien no necesita que sea un regalo, que harás para crecer?:»

«Yo no regalo nada, y menos esperando compensación mañana. El mañana nunca llega, siempre algo pasará, nunca serás recompensado.»

Lo dejo a los comentarios de los lectores.

Quieres ser un ganador?

How to be a winnerLa sociedad moderna está basada en muchos paradigmas, algunos de los cuales son transmitidos constantemente por los medios de comunicación. Cuando se dice que los medios solamente se ocupan de las malas noticias, se evita mencionar que los medios se apartan algunas pocas veces de las malas noticias para hablar de los ganadores. De aquellos que son considerados socialmente ganadores.Que entendemos socialmente por ser un ganador? Básicamente aquel que se ha destacado en algo, pero tiene que ser algo en lo que se muestre alguna forma de poder. Ya sea dinero, poder político o poder financiero, o poder sobre la opinión pública. Nunca entrarán entre los ganadores aquellos que se destacan por su tarea social o solidaria. Aquellos que curan enfermos gratuitamente o que dan de comer a los pobres. Ellos no son ganadores. Son simplemente gente que se sacrifica por los demás.

Esto significa que ser un ganador es tener poder. Tener poder significa tener la capacidad de hacer que los demás obedezcan lo que decidimos, cuando lo decidimos y como. Desde esta óptica, ser un ganador en el sentido social de la palabra es tener la posibilidad de influenciar las conductas y los comportamientos de los demás integrantes de la sociedad. Hacer que lo que disponemos sea seguido por un buen número de personas comunes o no tan comunes dentro de la sociedad.

Pero que pasaría si uno tuviera la posibilidad de influenciar y ordenar no solo el comportamiento de los demás hombres y mujeres, sino el del universo entero. Si las posibilidades de modificar la realidad abarcaran no solo a los que siguen nuestras decisiones sino a la realidad misma, a las cosas, a la totalidad de la realidad. Qué pasaría si se demostrara que hay una ley que permite que modifiquemos el universo en nuestra medida, y haciendo las cosas de determinada manera? Si nuestro poder no estuviera basado en la persuasión, sino en la modificación de la realidad misma de la materia, aquello que parece imperturbable?

Bueno, en mi experiencia, eso es inclusive más fácil que hacer dinero. O quizás sea más fácil para mí, que soy una persona a la cual no le interesa más el dinero que vivir tranquilo, vivir bien, hacer lo que me gusta, hacer lo que me da placer. Dentro de mis prioridades, confieso que el dinero no está por encima de dominar mi futuro, controlar mi trabajo como yo quiera, o modificar aquellas cosas que me molestan de mi entorno. No es que no me interese el dinero, sino que no está por encima de otras cosas que me hacen la vida más feliz.

Y ese poder de controlar la realidad está de lleno inserto en la Ciencia de Hacerse Rico de Wallace Wattles. Los principios de base de la Ciencia de Wattles son aplicables a cualquier fenómeno de la realidad, ya sea ganar dinero, hacerse una fortuna, o controlar nuestro trabajo, elegir el trabajo que nos gusta, la mujer que nos gusta, o simplemente tener el presente que nos gusta. Y eso lo he probado hasta el cansancio. Y sin esfuerzo.

Ser rico no es una obligación?

Me preguntaba si acaso no hubiera una obligación de intentar volverse rico, siguiendo la linea de pensamiento de Wallace Wattles y la moral occidental, por llamarlo de alguna manera. Me refiero puntualmente a lo siguiente, que trataré de explicar.

En nuestra educación occidental nos han enseñado que debemosser buenos en lo personal. Que debemos ser buenos socialmente. Que debemos perfeccionar nuestro espíritu. Que debemos cultivar nuestras virtudes. Que debemos ejercitar nuestra solidaridad social, ya sea en lo personal o en lo corporativo. Que debemos ser amigables con el medio ambiente. Que debemos ser abiertos sin discriminación con los minusválidos o las personas con capacidades diferentes.

Todo eso está muy bien. Pero acaso no deberían enseñarnos a ser ricos también? Por que de lo contrario, nos están dando un cúmulo de metas y obligaciones, sin darnos los medios para ellos. O visto de otra forma, es mucho más fácil cumplir con todas esas obligaciones personales y sociales si somos ricos que si batallamos en la pobreza y en las necesidades. En cambio, a cada paso vemos como los ricos se dan el «lujo» de ser socialmente solidarios o perfectamente educados.

En cambio, exigirle a un pobre que está matándose para conseguir un pedazo de pan para su familia que sea amigable con el medio ambiente o que perfeccione su espíritu estudiando filosofía, se parece más a una burla que a una educación sincera y honesta.

Seá que educamos para sufrir? O que el dinero y la riqueza siguen siendo parte de la hipocresía humana, que socialmente lo castiga pero personalmente lo desea apasionadamente?

Como saber qué es lo que realmente queremos?

Aja, hemos llegado a la pregunta del millón. Si yo tuviera una receta para contestar esa pregunta, haría un programa de TV donde le respondería esa duda a una sola persona y tendría miles de millones de televidentes como audiencia. Es posible que la pregunta básica que todo ser humano debe contestarse a si mismo cuando entra en la edad adulta sea tan difícil de contestar? Acaso los seres humanos no sabemos lo que queremos? Tal vez sea posible que no tengamos ni la más remota idea de lo que queremos, en muchos casos sino en casi todos?

Si, es posible.

Quizás sea una analogía de lo que decía El Principito de Saint Exupery: Lo esencial es invisible a los ojos. Diríamos, La Pregunta que Parece más Obvia es la más Difícil de Responder. No en vano proliferan los psicólogos y psicoanalistas que escudriñan nuestra alma en busca justamente de esa respuesta.

Pero si bien no hay una receta que nos diga qué mecanismo usar para saberlo, podemos dar algunas pistas. La primera es diferenciar querer de desear. Las cosas que yo quiero tener no siempre son las que deseo y viceversa. Querer tener algo es quererlo, simplemente, por que mi mente quiere que yo lo posea. Desearlo es un sentimiento menos mental, y que se vive más con el cuerpo, con los sentidos. Yo en este momento deseo un helado de chocolate, pero no quiero para mi futuro un helado de chocolate, no se si se entiende la diferencia. Queremos con la mente, deseamos con todo el cuerpo, el alma y el corazón. La Ciencia de Volverse Rico es una actitud mental, es querer mas que desear. Y lo que quiero para mi futuro, lo que quiero poseer, tener, disfrutar, ser, es algo que tengo que visualizarlo en mi mente, no mezclarlo con sensaciones o sentimientos. La Ciencia es mental, por que la mente crea, el corazón o el deseo no crean.

Lo segundo es la profunda introspección. No hay otro camino. Yo decía en un post de hace unos días que no todo el mundo quiere ni está verdaderamente preparado para ser rico, con todos los problemas que ello puede acarrear. Ahí es el punto donde debemos ser absolutamente sinceros con nosotros mismos. En el caso más generalizado de los lectores de este blog, coincidirán conmigo que cuando uno llega a cierta edad adulta, es difícil saber que es lo que realmente se quiere. Esto es así  por que se ha vivido mucho, se han visto muchas cosas, se ha comprobado que la vida es algo tan complejo y completo, que uno no sabe realmente con qué parte de la vida quedarse, donde poner el acento.

Es por eso que la sinceridad con uno mismo es fundamental. Nadie como tú va a saber qué es lo que realmente deseas, pero nadie como tú te engañará tan fácilmente. Es un camino de doble vía. Y debemos ser sinceros con nosotros mismos, con quién sino?

Y la tercer pista es más «cruenta», por darle un adjetivo: es pensar en nuestra historia personal. Los caminos que hemos tomado y abandonado, el lugar de donde venimos, nuestras frustraciones de pequeño, lo que alguna vez quisimos ser y no nos animamos o no nos dejaron ser, las frustraciones de nuestros padres que pesan aún sobre nosotros. En definitiva, la historia de nuestra propia vida. Esa historia está en la raíz de lo que somos, por tanto sacar o interpretar nuestros objetivos a partir de nuestra historia misma, no podría nunca ser algo ajeno a nosotros. Y quizás ahí encontremos lo que realmente queremos hacia adelante, hacia el futuro. Mirarnos pero en la historia, en nuestra historia, contarla como una película y sacar de ahí lo que nos falta, la dirección que buscamos, el futuro que anhelamos pero sin saberlo.

Es obvio mencionar que esto es simplemente un indicio de camino, cada uno debe tomar lo mejor que vea y seguirlo. En el futuro, allá lejos pero muy cerca, está lo que deseamos. Wattles lo sabía, y así lo escribió.  

Todos tenemos miedo a ser ricos

Me escribió una amiga para comentarme que hace un tiempo tenía con su esposo un negocio exitoso. Y cuanto más exitoso eran más problemas comenzaron a aparecer, hasta que terminaron separados. Ella piensa que eso pudo haberlos marcado de tal forma, que ahora su mente está trabada y eso le impide avanzar, progresar económicamente y tener más cosas. Ella piensa que aquel hecho les hace pensar, inconcientemente, que si les va bien con el dinero van a volver a terminar separados.

Es el miedo al progreso, a dejar la felicidad actual. Es como si fueran a ser castigados por ambiciosos, y el universo les castigara su ambición quitándoles algo que quieren más que al dinero.

Yo le dije a mi amiga que ese trauma efectivamente existe en mucha gente. Muchos de nosotros no queremos progresar más rápido o no queremos progresar en absoluto por que tenemos miedo a perder lo que tenemos, que nos parece que es mucho. Pensamos que si nos volvierámos ricos de golpe, por ejemplo, eso nos traería mala suerte y podríamos perder nuestra familia o nuestros amigos. Y así nos conformamos, no arriesgamos, y tratamos de mejorar de a poco, muy de a poco, sin que el Universo se de cuenta.

Es un mecanismo de defensa de la naturaleza, Mientras estemos bien, mejor no innovar, no cambiar.

Pero es una trampa, una absurda trampa. Especialmente por que esto significa aceptar el miedo, aprobar nuestro propio miedo como algo natural, que vive con nosotros todo el tiempo. Y ese miedo se va a terminar ganando nuestra alma, va a terminar apoderándose de nosotros. Ese miedo nos va a hacer avanzar cada vez más lento, más lento, hasta detenernos. Y luego no hay salida. No hay manera.

El futuro y la riqueza están hechos para nosotros. Para quién sino? Y ese futuro tenemos que tomarlo, de la forma que lo deseamos. Primero debemos despejar el miedo de nuestra mente, y luego apoderarnos del futuro. Como dice Wattles, nada hay de bueno en ser pobre o tener una vida modesta. Si asi fuera todos los pobres serían felices, y no lo son. La pobreza no es algo bueno, es un estado lamentable que no nos ayuda para nada. Y la clase media tampoco, solamente aumenta la frustración de las personas. Nadie puede desarrollarse por completo si no tiene todo lo que desea, todo lo que necesita para manifestar todas sus cualidades humanas. Nadie puede ser feliz en la mediocridad.

Y la seguridad que creemos tener, en el momento menos pensado desaparece. Asi que tomemos el futuro como nuestro, despejemos nuestra mente del miedo, y seamos libres del temor que nos causa avanzar. Solo así podremos, rápidamente, conseguir todo lo que deseamos y ser verdaderamente felices. Y siempre con alegría.

Volviendo al miedo y sus ataques

Es incesante la cantidad de gente que deja comentarios referidos al miedo y los efectos que este produce en las personas. Muchos ni siquiera llegan a darse cuenta del efecto real del miedo, pero saben sí que es el enemigo público número uno en la vida de las personas. Hasta tal punto llegó la reacción de los lectores, que me he decidido a volver a escribir sobre este tema, que ya es demasiado recurrente en este blog. Pero ninguna exageración es suficiente tratándose de esto.

Lamentablemente es imposible no tener miedos. Eso viene de la niñez, donde en mayor o menor medida todos los padres, y todas las educaciones de cualquier cultura, en mayor o menor medida infunden miedo. Es simple, el ser humano sabe en su naturaleza que el miedo es un buen protector contra los peligros del mundo, de la vida en sociedad y de los demás humanos. Entonces todos, en mayor o menor medida, hemos sido criados dentro de algunos miedos. Hemos escrito bastante de este aspecto del miedo como mecanismo de seguridad de la naturaleza, inclusive.

Y el ser humano, en su camino de la niñez a la vejez, se va despojando de los diferentes miedos. La pena es que no lo hace ANTES de llegar a viejo, cuando todavía puede usar la «ausencia de miedos» a su favor. Cuando todavía tiene la energía y las neuronas suficientes como para aprovechar esa circunstancia de perder el miedo. Lo logra cuando está a punto de partir, cuando ya nada importa por que su camino llegó al final.

Si lográramos despojarnos de todos los miedos durante nuestra etapa activa, jovial, útil, placentera, podríamos ver como todo el mundo cambia a nuestro alrededor de un golpe, en un momento.

Para hacer más contundente mi idea se me ocurrió un ejemplo que es muy trillado en muchísimos libros de formación, inclusive los textos ultra católicos. (si señor, algo tambien tienen de bueno). Cuántas veces hemos leído una frase de este estilo y significado: «vive el día de hoy como si fueras a morir esta noche». Acaso la enorme mayoría de los lectores de este blog, gente preocupada por el destino del ser, o por la metafísica, han leído alguna vez una frase similar.

Y siempre la interpretábamos como «vive la vida plenamente, disfruta de los placeres que te da la vida, que en cualquier momento se acaba». Esa es una interpretación que no deja lugar al futuro. Pero ahora quiero darle otra interpretación, si ustedes me permiten. Acaso sentiríamos miedo de algo si supiéramos que vamos a morir esta noche? Acaso nos preocuparían nuestros achaques, la salud de nuestros seres queridos, el futuro de nuestra cuenta bancaria? (ojo, no estoy comparando estas cosas, son solo ejemplos extremos).

Si fuéramos a morir esta noche, de qué sentiríamos miedo? De no ser felices? De no lograr lo que deseamos? De que nos deje un ser amado? Inclusive, sentiríamos temor de sentirnos fracasados por que aún no logramos ser lo que deseamos ser?

Nada nos podría infundir temor, seríamos más poderosos que el mismísimo destino, nada podría jugarnos en contra. Pregunto, no será esa la verdadera interpretación de esa frase tan conocida? Y si lo es, quién elaboró esa idea, no se refería en el fondo al miedo que siempre nos acompaña? Seguramente habrá lectores que quieran discutir esto, o dar su versión.

Por qué relato mis experiencias

Vuelvo sobre el tema de por qué cuento mis experiencias. Cuando comencé este blog, hace muchos meses, me propuse dar testimonio de mis experiencias con la Ciencia de Hacerse Rico de Wallace Wattles. Sin embargo, al tiempo comencé a recibir muchos mails con preguntas, consultas, dudas, interpretaciones diversas, y me fui metiendo a contar a los que quisieran leer cual era mi interpretación práctica de las enseñanzas de Wattles.

Quiero recordar que algunos «expertos» en la ciencia de Wattles me criticaron ácidamente cuando propuse relatar mis experiencias con la Ciencia. No voy a dar nombres por que no es mi intención perjudicar a nadie. Personas, sobre todo del hemisferio norte, que son consideradas gurus o autoridades en la ciencia en cuestión, me desalentaron decididamente. No puedes transformar esto en algo testimonial, por que eso podría poner en riesgo la ciencia misma. Es decir, someterla a experimento podría perjudicarla. Vaya ciencia, entonces.

Al principio no lo ví tan claro, y hasta creí que me decían lo correcto. Si yo sometía la ciencia a un experimento real, podría sufrir la misma ciencia. Se imaginan que pasaría si yo relatara uno o varios fracasos con la ciencia? Donde irían a parar esos gurúes? Lo que me demuestra que en todas partes hay gente que vende ilusiones. Ilusiones en las cuales no cree del todo, pero que le sirven para ganar ingentes cantidades de dólares o euros. Dólares sobre todo.

Pero bueno, a la vuelta del camino, después de haber hecho un periplo muy interesante respondiendo directa o indirectamente a las inquietudes de todos los lectores posibles, he decidido volcar mis experiencias. A algunos les parecerán ridículas, a otros excesivamente modestas, a otros quizás le parezcan exageraciones o patrañas. Pero a los lectores fieles de este blog les aseguro que son absolutamente verídicas y fieles a la realidad.

Irán apareciendo más, en la medida que las pueda ir escribiendo en forma lo suficientemente clara y fiel, que pueda enorgullecerme de ellas. Esperen más entregas, ya llegarán.  

La ciencia de Wattles es una verdadera ciencia?

Wattles reflexiona en su libro que, si los principios y comportamientos de la naturaleza que él describe, fueran presentados por un Marconi o por un Edison, nadie dudaría un segundo en tomarlos como ciertos y como descriptivos de una realidad indiscutible. Lamentablemente Wallace Wattles no tenía prestigio como científico, y por tanto sus escritos permanecieron en el anonimato por casi cien años.

Al fin y al cabo, la ciencia opera siempre de la misma manera. El método científico o epistemológico establece que, en primer lugar, el científico debe describir exactamente el comportamiento que observa en la naturaleza. Luego debe formular hipótesis que expliquen dicho comportamiento sobre una base lógica y deductiva. Posteriormente debe diseñar experimentos que le permitan verificar, en un caso real, a escala o simulando situaciones, la veracidad de sus hipótesis. Si dichos experimentos realmente se cumplen en el sentido de verificar sus hipótesis, su teoría es aceptada como una verdad sagrada.

Ni más ni menos es el camino que recorre Wattles en La Ciencia de Hacerse Rico. Primero describe el comportamiento de la sustancia frente a los pensamientos creadores. Luego establece como explicación la existencia misma de la sustancia. Y construye un experimento, el más osado que alguien pueda imaginar, probar con su propia vida que lo que dice es cierto. Luego su verdad debe ser aceptada, dado que el experimento fue exitoso.

Todas las teorías de electromagnetismo establecidas por Marconi o por Edison o por cualquier otro, en las últimas décadas del siglo 19 y primeras del siglo 20, han seguido ese camino, Inclusive Einsten edificó sus teorías de la Relatividad General y de la Relatividad Especial siguiendo el mismo derrotero. Por que entonces no consideraríamos a LCDHR como una ciencia?