El estudio de quienes somos

Una nueva área de estudio entusiasma a muchos científicos: es el estudio de la consciencia, como se genera, que es, como se comporta. Es un área interdisciplinaria que dara mucho que hablar en el último tiempo. Las polémicas son fascinantes.

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El estudio de quienes somos los humanos se está poniendo de moda. Me refiero a la investigación científica sobre la consciencia. Reputados filósofos, psicólogos, neurocientíficos, biólogos, y otras especialidades diversas, se han abocado a tratar de encarar el descubrimiento de en qué consiste la consciencia humana.

Esto recién empieza. Oiremos hablar mucho del tema en los próximos años. En este momento, casi al inicio de la ola, todo es confusión, como era de esperarse. Y eso, a pesar de que hay nombres muy famosos en la discusión, como David Chalmers, o Daniel Dennet, o Guilio Tononi. Ni siquiera está claro todavía si la consciencia puede ser un objeto de estudio por el método científico. Es decir, si el hombre puede estudiar su propia consciencia. No sería sorprendente, como vienen las cosas, que surja alguien con un teorema que lo demuestre.

Dentro de los prestigiosos científicos que se animan a entrar en este campo, hay un grupo encabezado por David Chalmers que sostiene que la consciencia es un elemento más constitutivo del Universo. Y, por ende, todas las cosas del universo tienen un cierto grado de consciencia. Esa teoría, llamada pan-psiquismo, es la que está más difundida y tiene más adeptos.

Otro grupo, encabezado por Tononi y otros, postula que la consciencia aparece cuando se concentra mucha información en un ente, en este caso el cerebro humano. Es decir, si apilamos información, más y más, llegará un punto que toda esa data vinculada entre sí dará origen a la consciencia. Es una teoría interesante en lo dinámico, pero para mi gusto ajena a la realidad. También pregonan que la consciencia sería el colapso de la función de onda de toda esa información almacenada en el cerebro. Tengo pruebas que demuestran que lo de la función de onda aplicado al átomo es una mentira, así que con más razón la descartaré aplicada a la consciencia humana.

Del lado contra-científico los están esperando los especialistas de la nueva era, aunque no me gusta esa denominación porque tiene connotaciones negativas. Está un Eckhart Tolle, que sostiene que la mente y la consciencia son cosas separadas, y tiene algunos experimentos mentales que parecen probar que está en lo cierto.

Por otro lado apareció un Neville Goddard hace unas décadas, que preconizaba la misma teoría antigua de Wallace Wattles, de que la mente podía influir la realidad de manera consciente.

Mi conclusión es que los científicos «oficiales» ampliamente reconocidos por el mainstream, se están acercando peligrosamente a lidiar con un objeto que tradicionalmente era new age. Muchos de ellos incluso lo reconocen. Las cartas están dadas, comienza la partida.

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Pienso, luego existo?

Descartes

Cuando se trata de explicar el concepto moderno de la filosofía, siempre se utiliza el ejemplo del francés René Descartes. Su impulso al racionalismo se volvió emblemático a través de la famosa frase «Pienso, luego existo.»

Esta frase, considerada como prueba irrefutable de la existencia humana, en contraposición a la posibilidad de que todo sea un sueño, o una pesadilla, se volvió un símbolo de la potencia de la inteligencia humana. Una especie de comprobación de que somos unos genios porque sabemos usar la mente y el pensamiento.

Como muchas corrientes de ideas que pierden vigencia después de un tiempo, este es el momento de desacreditar esa supuesta superioridad de la mente humana. Si el pensamiento humano tuviera un valor absoluto o una dosis importante de verdad, viviríamos en un mundo ideal, en el jardín del paraíso terrenal. Y es evidente que no es así.

EL argumento es sencillo: si todas las personas pensáramos lo mismo sobre la realidad, no existirían las guerras ni los enfrentamientos entre los seres humanos, de cualquier tipo. Todos vemos la misma realidad, pero la interpretamos de forma diferente y eso es lo que nos hace chocar unos con otros.

Por lo tanto, es evidente que nuestros pensamientos están errados muchas veces, y no lo sabemos. Por lo tanto, nuestro pensamiento no es indicador de ningún grado de verdad ni de ninguna certeza. Es más, la mayoría de las veces aquello que pensamos, creemos, confiamos o deseamos, está sencillamente equivocado de cabo a rabo.

Volviendo a la frase de Descartes, Pienso Luego Existo, o Cogito, Ergo Sum, el que quizás más contribuyó a relativizar su importancia fue Jean Paul Sartre, otro célebre filósofo.

Lo que hizo Sartre fue darse cuenta de que la conciencia, o sea el sujeto, que dice «soy» o «existo», no es el mismo sujeto que dice «pienso». Es decir, cuando yo me doy cuenta que pienso, lo hago a través de examinar mi conciencia y por lo tanto no soy el mismo que está pensando.

La totalidad del tiempo que una persona vive, se lo pasa pensando cosas y cosas, pero nunca se da cuenta que está pensando. Si pasáramos todo el tiempo pensando, no nos daríamos cuenta que pensamos. Si nunca salimos un poco hacia atrás de nuestro pensamiento, y nos auto-observamos a nosotros mismos, no nos damos cuenta que estamos pensando.

Por lo tanto, cuando observamos al pensador, cambiamos el sujeto. Accedemos a otro nivel de conciencia. Profundizamos en nuestra naturaleza y nos acercamos a la conciencia universal, aquella que todo lo sabe y todo lo reconoce, de la cual también somos parte.

Ese acceso al nuevo nivel de conciencia cambiará la realidad en la que vivimos.

El mejor Tao

Hemos incorporado en la página de Descargas Gratis un link al Tao Te King en español, en la traducción de Camilo Elorduy. Este es el link. Creemos que, de las que hay disponibles al alcance de todo el mundo, es la versión más atractiva en cuanto a la traducción y a la poesía con la que está traducido.

No tengo conocimiento si Wallace Wattles leyó el Tao o no. Pero sin dudarlo bebieron de la misma lógica y de la misma sabiduría. Las ideas de WW tienen mucho que ver con la filosofía de vida que implica el Tao, inclusive vistas desde la óptica de la sociedad donde vivía Wattles.

Los monistas y los estoicos influyeron seguramente en Wattles, y es poco probable que lo hayan hecho en Lao Tse. Pero las raíces culturales que inspiraron a unos y a otros han estado siempre en la conciencia humana.