Autoayuda y experiencias personales

La relatividad de los mensajes de los autores de autoayuda, y la necesidad de no tomarlos literalmente. Todos es relativo al autor y nada debe ser dogma.

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Indicadores de caminos

Siguiendo con un posteo anterior, he leído varios artículos que pretenden o sugieren que los autores de autoayuda son meros mercaderes que simulan para vender sus libros. No dudo que muchos lo serán. Conozco varios, de hecho, que casi gritan a viva voz, mediante la comunicación no verbal, que están mintiendo o fingiendo.

Pero todos, o la enorme mayoría, deben decir algo verdadero, porque de lo contrario no podrían encontrar eco en los lectores. Nadie se deja engañar a sabiendas y si todo es mentira, el autor no pasa de ser un fracaso. Si mienten, deben intercalar algunas verdades para poder prosperar.

Sin embargo, quiero decir algo que va en contra de los autores de autoayuda, inclusive de este mismo blog. La mayoría de los escritores, si no todos, parten de la base de una experiencia propia. Ha habido un momento en sus vidas que han tenido una súbita inspiración o iluminación. Eso ha cambiado su forma de ver las cosas y eso es lo que transmite. Pero ese hecho, sea cual fuere, es particular, y, tiendo a pensar, intransferible.

Es decir, esa particularidad y lo personal de la experiencia, conspiran contra su propio mensaje. El hecho de que les haya ocurrido, la manera en que pasó, y todas las señas personales, son producto del azar. Y eso no se puede copiar.

E. Tolle tuvo una crisis psicológica, Yolande Duran un golpe de silencio, y así varios o casi todos. Esa experiencia es imposible de copiar. Los seguidores no deben olvidar esa particularidad, que hace que la vivencia sea no replicable. Ellos hablan después del suceso y con la comprensión que les ha incorporado dicho evento. Por lo tanto todos sus mensajes son indicadores. Como le gusta decir a Eckhart Tolle, las palabras son solo postes que muestran una dirección, igual que las señales de los caminos que te dicen en qué derrotero se encuentra una ciudad.

Las personas no deben aferrarse a las palabras, ni siquiera a las ideas, con tanto detalle como son expresadas. Son conceptos que el que las genera entiende correctos, pero, por la propia comunicación, no son entendidas de la misma forma que son vertidas ni con idéntico grado de precisión. Lo peor que podemos hacer es aferrarnos a ellas con dogmatismo.

Para leer artículos similares como Campaña contra los libros de autoayuda.

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Autor: Luis

Sufrimos hasta el momento en que nos damos cuenta de que sufrir no es necesario. Apasionado por Vivir Mejor.

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