El desafío de vivir

Toda persona que se preocupa por entender el sentido de la vida, en algún momento entiende que el desafío de vivir es construir algo. Una carrera, una posición, relaciones, riqueza, etc. Cualquier cosa que uno pueda sentir que es originada en uno mismo.

Sin embargo, luego que uno ha conseguido una buena posición económica, o riqueza, se da cuenta de que el desafío no terminó y que debe seguir con la siguiente meta, sea cual fuere. Wattles nos da un mecanismo prácticamente científico para conseguir riqueza, pero no nos dice que la vida termine ahí. De hecho, siempre estamos en busca de más.

Después de un tiempo, nos damos cuenta de que esa insatisfacción va más allá de lo que uno posea o desee. Esa carencia de plenitud se manifiesta en todo sentido, en la vida, en las cosas, hasta en las relaciones personales, si cabe. Uno debe seguir produciendo algo, ya sea de valor económico o de otro tipo de valor, sentimental, social, cultural, y otros.

En realidad, lo que sucede es que somos adictos a esa sustancia que producimos cuando estamos deseando algo. Quizás aún no la descubren, pero hay una droga que producimos cuando nos fijamos una meta o queremos o deseamos conseguir alguna cosa. Eso es una reacción que debemos controlar. Alguna vez escribí un artículo titulado El secreto de Wattles está en desenfocarse. Trataba sobre la necesidad de salir de la ansiedad que parece transmitir el libro de WW.

Y es ahí donde las enseñanzas de Wattles se adhieren naturalmente a las de otros maestros como Eckhart Tolle. La necesidad de disminuir la presión sobre la mente, que aunque desees algo no lo transformes en tu vida, que tu vida es mucho más grande y valiosa que cualquier cosa que puedas desear. Percibir que las cosas, el dinero, la riqueza, son en el fondo juegos humanos, juegos menores dentro de una vida muy poderosa.

Desea todo lo que quieras tener, pero no te desvivas por nada de eso.