Dale una moneda a un niño

Una vez por semana voy a cenar a un restoran bien agradable del centro, sobre una avenida arbolada y apacible, donde sirven buena comida. Generalmente pasan niños pidiendo limosna, algunos vendiendo dulces o cosas semejantes, algo que es muy habitual en las calles de esta ciudad. El restoran tiene mesas en la acera, así que generalmente me ubico ahí porque a los niños los encargados no les dejan entrar al local. Casi siempre voy solo.

A los que venden cosas generalmente no les compro. Pero siempre les doy una moneda a los que llegan pidiendo, simplemente extendiendo la mano. Tienen seis u ocho años, tienen la mirada triste y la cara sucia. Cada vez que les doy una moneda sé que solo una parte de ella irá a cubrir sus necesidades básicas, administrada por algún mayor con otros intereses. No me importa, algo le llegará.

Cuando yo era un joven profesional preocupado solamente por mi trabajo, pensando que todo dependía de mi profesionalismo y queriendo alcanzar el «exito» en mi carrera, apartaba a estos mismos niños u otros similares, en muchas otras ciudades del planeta, con la famosa excusa de «no les des pescado, enséñales a pescar» y excusas semejantes fuera de contexto que tranquilizan el alma. 

Ahora sin embargo me pregunto: con qué soñarían esos niños si pudieran soñar? Que desearían para sí mismos en el futuro? Sé que los niños no sueñan, simplemente viven el presente. Recuerdo que cuando yo era niño, la pregunta más estúpida que alguien podía hacerme era «que quieres ser cuando seas grande?». Yo inventaba algo apropiado para la ocasión y dependiendo del interlocutor y los presentes. No tenía sueños, tenía solamente el presente. Por eso los niños suelen ser felices, sinceros y simples, porque viven sólo el presente de cada día con inocencia, sin especular, sin razonar. Luego perdemos eso en aras de construirnos una vida, que no es vida.

Quizás para estos niños pedir limosna sea solamente un trabajo como podría ser cualquier otro. Salir de casa por la mañana, si tienen casa, y simplemente ir a recoger sus monedas del día para dárselas a su mama o a alguien más. Quizás tampoco sueñen, más que recordar de vez en cuando una buena cena pasada o una cama caliente. Pero quizás ni eso. No tienen expectativas, no tienen futuro.

Mi función es permitirles hacer su trabajo, aumentar las monedas del día. Otra cosa no puedo hacer por el momento. Y quizás nunca pueda. No me digan que les compre un sandwich, porque eso no es lo que más necesitan. Necesitan la moneda, más que la comida. Pero me miro a mí mismo y a las personas como yo, preocupadas por el futuro, por lo que vendrá, por edificarlo, por controlarlo, por no dejar que se nos escape un detalle. Y veo cuán pobres somos, que no tenemos un presente, no tenemos una vida real en el día. Pudiendo tener un presente dichoso y disfrutarlo, estamos preocupados por un futuro que no existe. Acudimos a Wattles para que nos diga como edificar ese futuro soñado, pero sin darnos cuenta del todo que Wattles nos dice que lo real es hacer las cosas de cierto modo, lo demás vendrá. Y hacer las cosas de cierto modo es hacerlas hoy, no en el futuro.

Será que huimos del presente para no darnos cuenta de lo frágiles y evanescentes que somos?

Autor: Luis

Sufrimos hasta el momento en que nos damos cuenta de que sufrir no es necesario. Apasionado por Vivir Mejor.

9 opiniones en “Dale una moneda a un niño”

  1. es muy sierto que nos preocupamos x el futuro sin darnos cuenta que devemos disrutar el oy y dejar para mañana el mañanrasias a puesto que nadie sabemos si ba aber un mañana gracias xr sus respuestas laura

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    1. Laura, el mañana nunca llega, siempre es mañana. Una cosa es tener la visión de lo que queremos pero hay que tenerla pensando en que esa visión se realiza hoy, es decir, ya está en marcha, viniendo hacia nosotros. Un saludos y gracias por comentar.

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  2. Aunque suene a tópico, la auténtica riqueza no está en las posesiones sino en la conciencia, y es ésta la que nos llevaremos cuando sea el momento de desprendernos del cuerpo.

    Esto no se suele pensar porque sobre todo en el mundo occidental la muerte es un tabu de la que no se habla, y paradójicamente, en este tema de la vida y la muerte, si que nos agarramos al presente continuo diciéndonos que está es la única vida que existe. Es la única en este momento, pero si asimilamos las leyes universales se tendrá que aceptar que esta no es la única vida, y que la ley de correspondencia que rige en todo el universo, nos volverá a situar según sea nuestro nivel de conciencia en el momento de la partida.

    Para mí, y me baso en una experiencia personal, sé que cuando cambiemos de estado nadie nos va a juzgar puesto que el bien y el mal no existen. El universo es amoral. Inmutable. Y ha de ser así para que exista justicia y disfrutemos del libre albedrío. La trastada es que llegamos aquí y los que nos acojen para educarnos están en la hinopia. Y así seguimos, contribuyendo en más de lo mismo hasta que tengamos la suerte de despertar por algún acontecimiento personal o por la ayuda de los que están más despiertos..

    Diréis, y todo esto a que viene si hablamos de la riquea y los niños. Pues lo que intento decir de alguna manera suave es que la vibración de estos niños venía determinada y que nuestra conciencia moral es la que tendría que hacer algo por ayudarles de alguna manera más elevada que a la de subsistir.

    Ya sé que no es sencillo, ¿pero se os ha ocurrido hablarle a los niños diciéndoles que soñando pueden hacer magia? ¿Hay alguna manera de captar su atención e introducirles esta semilla en su interior? pues a un niño no se le puede hablar de la ley de la atracción como a un adulto, pero sí encontrar la manera de despertarles la curiosidad.

    Jose, ¿tienes esta posibilidad con alguno de estos niños que a lo mejor ves cada semana? Por lo que escribes demuestras ser una persona inteligente y con sensibilidad ¿de verdad crees que no puedes ayudarles ahora aparte de darles unas monedas? ¿Es muy descabellado lo que digo? Puede, pero es que soy de las que le doy a la cabeza en busca de soluciones y ya me he imaginado cosas, aunque bien sé que los niños que se curten en la calle pueden ser más problemáticos, pero si a los adultos consiguen engañarnos los políticos e influenciarnos los anuncios, a un niño también se le puede influenciar. ¿Es descabellado?

    Disculpar por lo mucho que escribo pero es que hay cosas que si las quiero contar, no puedo evitar que ocupen lugar.

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    1. Julia
      En los casos que veo, la mejor forma de ayudarlos es con una moneda, que ellos no valoran pero sus padres sí, y así no los regañan. No me animaría a hablarles de estas cosas. Entiendo tu preocupación, pero me parece harto difícil. En todo caso, el tema está abierto a discusión y hay otras personas más comentando. Gracias.

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  3. Julia excelente posición. Los ñiños aplican Wallace de manera natural. Su mente es mucho más eficaz que la de un adulto para aprender cosas. Una palabra puede obrar en ellos verdaderos milagros pero es necesario que sea la palabra correcta en el momento correcto….

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  4. Estoy de acuerdo con vuestros comentarios y seguramente lo que tú dices, Jose, estás haciendo lo más acertado en este caso, aunque no he dicho de negarles las monedas a cambio de. Pero mira, a veces es dirigirles una palabra (esto ya lo comento en general no exlcusivamente a Jose), mostrarles un poco de interés y crear un momento de complicidad. Ya no sólo con estos niños que se mencionan en el artículo, sino con todos los niños.

    Los niños son muy curiosos y si uno sabe captar su interés, por ejemplo diciéndoles que se conoce un secreto que muchos adultos desconocen…quien sabe, quizá, y me atrevería a decir que seguro, se acostarían imaginando aquello que les gustaría que ocurriese. Y que recordasen que el secreto no deben contarlo a nadie porque entonces la magia se rompería y ya no podrían ser magos. Más o menos.

    Esto a veces se me ha ocurrido pensando en los niños que tienen problemas o enfermedades. Podría ser una buena terapia. Soñar, soñar, vibrar, vibrar. Ser lo que se quiere ser en todo momento y llegará.

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  5. Estaria de acuerdo en la mayoria de los conceptos del texto principal solo me pregunto no hariamos tambien feliz al niño si le compramos el sandwich o le invitamos un plato de comida, junto con esa moneda que le damos, significaria un contacto afectivo y no el solo hecho de darle un trozo de metal.

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    1. Posiblemente, Juan, pero es muy fácil establecer una relación afectiva y luego no tener tiempo ni posibilidades de mantenerla, con lo cual el daño podría ser peor que la ayuda.

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